El 20 de enero de 2013 Casillas jugaba su último encuentro liguero en Mestalla, ganaba 0-5 y tres días después una patada involuntaria de Arbeloa en la mano en el mismo escenario le dejaba fuera de combate. El resto es conocido. Los últimos coletazos del régimen de José Mourinho en el Madrid le dejaron fuera y Ancelotti apostó a su llegada por una rotación en la portería en la que Diego López sería el titular de la Liga.
A Iker le quedaron entonces dos competiciones, un máximo de 22 partidos por jugar en toda la temporada y una promesa de Carletto: «Si llegamos a la final de la Champions, Casillas podría jugar en Liga para no perder ritmo». Llegado mayo, ha ganado la Copa, se ha clasificado para la finalísima de Lisboa y ha conseguido dos bolas extra a gastar en Liga, contra Valladolid y Espanyol.
Los 24 partidos que va a disputar este curso son la cifra más baja de su historia, pero los números que presenta son los mejores de su carrera. Ha encajado 9 goles en 21 partidos, es decir, un promedio de 0.43 goles encajados por encuentro. O lo que es lo mismo, los rivales necesitan más de dos partidos para marcarle un tanto. Y en 14 de esos 21 partidos ha acabado imbatido.
Sea para ganar la Liga o sea para coger ritmo para la Champions, la noticia del día es que la Liga española volverá a disfrutar de Casillas. Le ha costado 21 partidos... y (casi) 500 noches.
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